Hace unos días Leticia Dolera hablaba sobre los catálogos de juguetes que nos invaden por estas fechas y de cómo son un escaparate machista. Es un tema cada vez más recurrente en mi lucha particular contra uno de los grandes males de esta sociedad y más aún desde hace unos años, ya que, al tener sobrinas pequeñas, cada año contemplo estupefacta cómo los adultos somos partícipes, consciente o inconscientemente, de un movimiento que, aunque parezca inocente, no es más que una herramienta más de un mal que nos afecta a todos y a todas.